La última semana de febrero, coincidiendo con la 40ª edición de ARCO, la feria de arte contemporáneo de Madrid, tuvo lugar la Semana del Arte; donde convergen eventos y ferias de arte situadas por toda la ciudad, y en diferentes espacios: desde palacios o edificios institucionales, hasta habitaciones de hotel.
Se celebra la creación contemporánea y la gestión cultural a través de un número enorme de exposiciones paralelas.
Una de estas ferias es JustMad, que tiene lugar en el Palacio de Neptuno, junto al Paseo del Prado y el Triángulo del Arte. De la mano de la galería Beatriz Pereira, tuve la oportunidad de participar con un Solo Project que reflexionaba sobre la ciudad, la estética de lo que habitamos, y el propio proceso creativo.
Así, con once lienzos de diferentes tamaños, se podía observar la majestuosidad, belleza y gama cromática de una flor, pero inevitablemente esto chocaba con la idea de que al final, muchas de ellas eran malvas silvestres, amapolas, o flores silvestres acostumbradas a la ciudad, que se pueden encontrar fácilmente entre las malas hierbas, y los solares abandonados o a medio construir que forman los barrios. Este juego en cierto modo las descontextualiza y las trae a lo cotidiano, convirtiendo precisamente, lo cotidiano, en una posibilidad más de encontrar y observar belleza. Esta idea de belleza inherente a la flor, también está presente de otro modo en otro símbolo de las ciudades, pueblos y barrios: el azulejo, donde las flores son motivo recurrente de ornamentación, de un modo mucho más simplificado y naive.
Cierran este proyecto once bastidores de bordar, correspondientes a cada uno de los lienzos, formados por las manchas de pintura acrílica sobrantes de la paleta usada para cada una de las obras, honrando así el proceso creativo, el oficio, y lo hecho a mano.
Millones de gracias a Bea y a la galería Beatriz Pereira por confiar en mí para este proyecto, y a Paula Rosell por las fotografías, y a todos los que habéis pasado por allí.